Entre las menores a 15 años que quedaron embarazadas, 9 de cada 10 no usaron anticonceptivos. Esta cifra refleja la necesidad de trabajar sobre la prevención del embarazo no deseado en la adolescencia.
* Los médicos que atienden adolescentes deberían estar familiarizados en cuanto al interés del adolescente, su concepto de autonomía, la privacidad y su derecho a expresar su opinión y a ser escuchado. Y conocer las guías y protocolos para la atención de situaciones complejas como la detección del abuso sexual, el maltrato infantil o la interrupción legal del embarazo.
* Promover una salud sexual libre, placentera y responsable.
* Los pediatras deben tener en cuenta que las consultas sobre métodos anticonceptivos constituyen una demanda que requiere ser satisfecha en forma urgente. Facilitar o prescribir anticonceptivos debe hacerse cada vez que sean requeridos por cualquier adolescente, sin ningún otro requisito que su consentimiento y su evaluación.
* Cuando el embarazo ocurra en menores de 15 años siempre se deberá investigar si existen relaciones de poder y/o abuso.
* El seguimiento de una adolescente embarazada requiere de un equipo multidisciplinario profesionales capacitado.
* Es fundamental que cualquiera uso de método anticonceptivo indicado, remarcar que el uso del condón es lo único que previene en gran medida el SIDA y otras ETS (enfermedades de transmisión sexual).
En la adolescencia, las altas tasas de embarazos no deseados y el contagio de enfermedades de transmisión sexual, hacen que sea fundamental fortalecer las políticas públicas que permitan mejorar el acceso a los derechos sexuales y reproductivos, derechos que incluyen la protección ante la violencia y abuso.
Una información adecuada, efectiva y clara desde la infancia por parte de la familia, la escuela, la sociedad médica y el Estado son imprescindibles para mejorar la salud y calidad de vida de la población adolescente.